Nuestra casa rural en Infiesto fue tomando forma desde el año 2016 y poco a poco fuimos sumando piezas para completar el proyecto. Finalmente elegimos un modelo de alojamiento rural en el que poder disfrutar y sentir como a nosotros nos gustaría.
En base a estas características o criterios, confeccionamos nuestro proyecto de casa rural en Asturias que a día de hoy, es una realidad en el corazón del oriente asturiano, tierra de asturcones y paraíso de la sidra natural.
Vista de la fachada sur de Finca La Naguada.
El proceso de elección y decisión final tuvo una duración de algo más que un par de años. Yo diría que fue un proceso que abarcó desde agosto de 2016 hasta febrero de 2019. A día de hoy, ya en el año 2021, parece lejano todas esas incursiones a la red de redes y posteriores visitas de campo al Paraíso Natural.
Este plan se organizó desde Londres de la siguiente manera, en la que se incluyó un marco teórico y un marco práctico.
Primeramente, dentro del marco teórico, se confeccionó una hoja de cálculo con las diferentes zonas en Asturias. Al comienzo, establecimos las tres áreas básicas del Principado de Asturias: Occidente, Centro y Oriente.
Mapa de Asturias divido en tres zonas: Occidente, Centro y Oriente
Con estas áreas geográficas asturianas predefinidas, se eligieron ciertos parámetros para ayudarnos a tomar una decisión lo más objetiva posible. A la hora de elegir qué parámetros incluiríamos en nuestra matriz de decisión, fuimos descartando muchos otros según diferentes criterios. Finalmente, seleccionamos una pocas variables y con ellas estamos trabajando hasta el día de hoy.
Por ejemplo, se investigó sobre los ratios de ocupación, estacionalidad, volumen de visitantes y precios medios de propiedades inmobiliarias entre otras variables. Además, segmentamos a quienes
visitan
Asturias
en función de su motivación, número y relación con sus acompañantes.
De esta manera, pudimos comenzar a dilucidar cómo y dónde estaría ubicada nuestra casa o lo que es y será, vuestra casa rural en Asturias.
A priori, y fue lo que nosotros pensamos en su día, la mitad del trabajo ya estaría hecho. Únicamente queda ya concertar citas con inmobiliarias y vendedores particulares y elegir el alojamiento que más se ajuste a nuestros criterios, es decir, poner en marcha la parte práctica del proyecto de adquisición de un alojamiento rural desde cero.
A través de Internet, pudimos concertar decenas de citas durante los siguientes dos años. Así que, regularmente, cada tres o cuatro meses, volábamos a Asturias desde Londres aprovechando días libres y vacaciones en el trabajo.
Durante este año, y sin saber absolutamente nada sobre legislación, proyectos de arquitectura, licencias de obras, cédulas de habitabilidad o licencias de primera ocupación, nos fue muy complicado discernir el estado inicial en el que se encontraría la edificación en cuestión. Nos encontramos con varias tipologías, entre ellas se encontraban:
Con todas estas tipologías, comprendimos que cada una tenía sus ventajas, desventajas y diferentes niveles de incertidumbre. Como en aquel momento no teníamos ni idea, probamos con todas y cada una de ellas.
Algo muy parecido la experiencia durante aquella visita
Flashback. Recuerdo muy vívidamente la primera de estas casas que fuimos a visitar. Este se encontraba cerca de Soto del Barco, cerca de Avilés, en el occidente asturiano. Según la descripción del anuncio y lo que hablamos por teléfono con el propietario, la casa disponía de unos 130 metros cuadrados a rehabilitar, con unas dos hectáreas de terreno (parte en cuesta y parte en llano) y situado a una distancia de unos diez kilómetros de Soto del Barco. Con esta descripción, nuestros requisitos a la hora de elegir una casa rural se cumplían casi en su totalidad.
Ese mismo día, una vez aterrizados en el aeropuerto de Asturias, nos reunimos con el propietario y amablemente nos guió hasta la propiedad.
Durante el trayecto hasta la finca, circulamos sobre una carretera bien asfaltado de segundo orden. Más adelante, tomamos un desvío y nos encontramos en una carretera de tercer orden. El acceso a la finca, por el momento, era lo esperado. Sin embargo, más adelante, al finalizar el último pueblo, la carretera desaparecía y se convirtió en un camino de grava horadado por las rodadas de los tractores y remolques. A partir de allí, quisimos dar marcha atrás pero como nos encantan las aventuras, seguimos al propietario por aquel camino con curvas lamiendo la ladera de la montaña desnuda por acciones de desbroce. Al cabo de unos cinco minutos tras abandonar el último pueblo de la carretera de tercer orden llegamos a nuestros destino.
Este lugar parecía ser utilizado por pastores que utilizaban las construcciones para vivir en tiempo de pastoreo y trabajos en la montaña. La casa en sí, estaba en estado ruinoso. Hacía falta más que una rehabilitación, además de la acometida de suministros como agua y electricidad. El terreno, efectivamente, tenía una zona llana que era donde que se encontraba la construcción y una pequeña zona que hacía las veces de aparcamiento. El resto de las dos hectáreas de terreno, toda la ladera de la montaña, tanto aguas arriba como aguas abajo de la vivienda, era una pared vertical.
Hoy en día, en Finca La Naguada, también pastan las vacas y además el acceso por carretera es muy fácil, sin sorpresas. Lo mejor de los dos mundos
Una de ellas fue darnos cuenta que, para nosotros, un acceso adecuado a la finca por carretera significaba causa primordial a hora de elegir un alojamiento rural en Asturias. En la práctica, ejerció su derecho a veto en la futuras elecciones. Se convirtió en nuestro mejor aliado a la hora de afrontar las dudas y titubeos.
Con la siguientes visitas a fincas, terrenos, cuadras y viviendas aprendimos muchos más pero eso es parte de otra historia...
Reserva mínima 2 noches:
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Casa rural en Asturias DOG FRIENDLY
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